Se recomienda utilizar leche fresca, semidesnatada o desnatada, a temperatura de frigorífico (unos 5 °C).
La leche a esta temperatura es óptima para formar microburbujas de aire, requisito indispensable para obtener una espuma espesa que, además, actúa como aislante térmico porque mantiene el café y la leche calientes.
Si el resultado no es el deseado, pruebe a cambiar de marca de leche.